miércoles, 7 de noviembre de 2007

¿Dejamos que se coma la tarta?


Todos nosotros, en algún momento de nuestra infancia, hemos recibido una torta de nuestros padres. Merecida o no, pero la hemos recibido. Sinceramente, no me parece tan tremendo ni tan dramático dar un cachete a un hijo si en verdad se lo merecía. Esta claro que los que los niños no hacen las cosas mal para recibir uno, pero hay momentos en los que un cachete a su debido momento esta bien. Esto es, sobre todo, cuando intentas decirle que no haga algo y el niño erre que erre, hasta que la final se sale con la suya y rompe, desordena algo, etc. Es ahí cuando una torta no viene de menos ya que, si no puedes hacerle entrar en razón a través del "dolor", el niño se dará cuenta que si hace eso va a traer unas consecuencias negativas y no muy gratificantes.
Pero en lo que sí que no estoy de acuerdo es que si has tenido un mal día, no lo tienes que pagar con tus hijos. Porque lo que no puedes hacer es pegarles y al segundo darte cuenta de lo que has hecho y pedirle perdón.
Eso es una de las complicaciones que tienen los padres con la educación de sus hijos.
Pero hay que tener en cuenta que los niños aprenden de sus padres y si durante su infancia le han regañado a base de azotes, él cuando sea padre educará a sus hijos de la misma forma y no es el caso. Las cosas se razonan y se intentan que se entiendan a través de la palabra, pero resulta, en ocasiones complejo explicarle a un niño que no coja un trozo de su tarta favorita porque no es para él.
Ante esta situación, hay psiquiatras que están en contra de los cachetes ya que dicen que es un maltrato en parte física y psicológicamente.

Para ello en el artículo, publicado por La Vanguardia el martes 6 de noviembre, aparecen unos casos para reflexionar en los que nos harán tres sucesos.
1-. Un padre opta por encerrar a su hija en el baño con la luz apagada para que se calme, en vez de pegarla.
2-. Una niña pega a otra y su madre la regaña con una bofetada en el culo. Aquí se afirma la tesis de que los niños aprenden de sus padres.
3-. Un padre pegó a su hija por desabrocharse el cinturón de seguridad pese a la insistencia de éste de que no lo hiciese. El padre afirma que no se arrepiente de lo sucedido ya que nunca más volvió a regañarla y le sirvió a su hija para que aprendiese la lección.

Se nos plantean tres casos diferentes en los que los tres tienen coherencia, pero con opiniones dispares.
Cada uno sabrá cómo educa a sus hijos, pero a la larga estos serán un reflejo de ellos.

Fuentes:

-. La Vanguardia
-. El Pais
-. El correo
-.
20 minutos : El 58% de los españoles cree necesario pegar a los niños

2 comentarios:

Aitor Fuckin' Perry dijo...

Eso depende más del niño que de los padres... hay niños "sicokillers" y luego pasotas; yo de pequeño iba a mi aire y mis padres nunca me metieron una galleta.

Y mirad lo normal que soy...

Por eso no creo que meterle al chaval palos sea lo mejor, en la mayoría de los casos no debe ni plantearse...

Beatriz Diaz Tobarra dijo...

Yo creo que un azote dado en el momento justo no hace mal a nadie, a mi me dieron y nunca me lo he tomado como un maltrato ni mucho menos. Creo que cuando no se deben de dar es cuando le estás regañando a tu hijo por haber pegado a alguien, en ese caso la lección que le estás intentando enseñar no sirve de nada.
No podemos olvidar que son niños, y que todos sabemos que por mucho que te digan las cosas siempre puedes escoger hacer lo que quieras.
En mi opinión mucha gente dramatiza el azote, cuando lo realmente importante es el hecho de que los padres no sepan educar bien a sus hijos para que se comporten como deben y sobretodo, que utilicen una violencia desmesurada para castigarles, cuando muchas veces solo con decirles que algo está mal les sirve de aprendizaje.